Los síntomas de 30 años de Gobiernos gestionando el país como una empresa

Tras la pandemia del covid-19, crisis económica y social en el mundo, en Chile se incrementó la cesantía en menos de 12 meses y la pobreza no se queda atrás, ésta aumentó drásticamente, lo que obligó a la organización entre vecinos, donde “el pueblo ayuda al pueblo” se ha transformado en una consigna de lucha popular, por la poca respuesta por parte del gobierno.

Las canastas familiares que llegan tarde, que son incompletas y que no duran realmente más de 10 días, para el número de integrantes promedio de una familia.

Esto nos muestran dos cosas, por un lado, que aún tenemos la solidaridad a flor de piel e intacto en la genética de muchos seres humanos. Pero, por otro lado, nos da razones totalmente válidas para cuestionar las gestiones políticas realizadas estos últimos años.

Estas malas gestiones van enfocadas a vacíos estructurales en torno a los trabajos, vivienda, educación, cultura y salud. No es sorpresa que, en plena crisis, nuevamente, se ve afectada y vulnerada la misma parte de la población.

Durante un poco más de 30 años tuvimos políticos de derecha a izquierda gobernando a favor del empresariado, ambos bloques ingresaron con diversos discursos, abarcando distintas partes de la población, las cuales les creyeron. Entre ellos recordaremos dos frases de ambas alas políticas, “súmate al cambio” y “crecer con igualdad”.

Pero aún con esos slogans, fue en estos periodos que se abandonaron áreas primordiales para ir avanzando con una sociedad crítica, sana y con derechos, y potenciaron la precarización y privatización de la vida, en lo que se conocen como pilares fundamentales, educación, trabajo, vivienda, salud y pensiones las cuales están durante todo el ciclo de vida de una persona.

Ahora vemos y vivimos el resultado de estas falencias, tenemos estudiantes endeudados y angustiados, pensando en la congelación de sus estudios por no poder pagar mensualidades sobre 250 mil pesos, trabajadores despedidos viviendo de su seguro de cesantía, por empresas que se suman a los miles de vacíos legales, honorarios con recorte de sueldo, trabajando la misma cantidad de horas.

Por otra parte, tenemos a los trabajadores no formales o sin contrato ni boleta los cuales están pagando deudas y necesidades básicas a costa de créditos (falsas soluciones entregadas por muchos bancos), pero todos si o si estamos pagando esta pandemia poniendo en riesgo nuestra salud porque tenemos un sistema que de hace mucho tiempo ya venía colapsado.

Bajo la soberbia y nulas medidas del gobierno actual, nos estamos centrando en parchar los problemas mencionados anteriormente y profundizar la crítica, que por lo demás nos mantiene en el mismo círculo que ellos quieren que juguemos.

Es necesario dejar de justificar y romantizar los actos de solidaridad obligatorio en la que estamos, después de esta pandemia estaremos enfrentando una de las crisis más grandes en todos los sentidos y se va a requerir de manera urgente las miradas, pensamiento y propuestas al futuro.

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