La Dictadura Militar de Augusto Pinochet, dejó profundas cicatrices en miles de familias chilenas, que sufrieron la represión, tortura y desaparecimiento de sus seres queridos, por razones políticas. Maipú no fue la excepción. Entre el 11 de Septiembre de 1973 hasta el fin de la dictadura (1990), 68 hombres, mujeres, niños, obreros, dirigentes, estudiantes y dueñas de casa, fueron asesinados en diversas circunstancias. ¿El denominador común? Todos vivían en Maipú.Y llegó la democracia y el país vivió un giro en todos los sentidos. Sin embargo ahí estaban esas madres, padres, esposas, hijos y nietos, con el dolor mudo de haber perdido a un ser amado. La democracia llegaba, pero los escondía en el olvido. En ese sentido la Agrupación de Derechos Humanos de Maipú, solicitó desde los tiempos en que Herman Silva, era Alcalde de Maipú, un Monumento que recordara a los caídos. Nunca encontraron respuesta.
Doce años tuvieron que pasar para que la propuesta fuera acogida por el alcalde Alberto Undurraga, quien a través del Administrador Municipal: Gabriel Alemparte, coordinó los esfuerzos para que el Memorial fuera una realidad. Crucial en esta gestión fue el Concejal PPD Carlos Jara, quien llevó el tema al Concejo Municipal, pidiendo, en más de una ocasión que el Municipio pagara una deuda histórica.
Y llegó el gran día. Fue el 19 de mayo de 2012, cuando se inauguró el Memorial a los Detenidos Desaparecidos en la Plaza de Maipú. El acto contó con la presencia de los diputados Guillermo Tellier (PC), Pepe Auth (PPD); el alcalde de Maipú, Alberto Undurraga, junto a los concejales Christian Vittori (DC), Carlos Jara (PPD), Carol Bortnick (PPD), Nadia Ávalos (PC), Antonio Neme (UDI), Herman Silva (DC) y Marcela Silva (PS), además de Patricio Chandía, Presidente de la Agrupación de DDHH de Maipú y Lorena Silva Presidenta Nacional de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos
La obra fue adjudicada vía licitación al joven arquitecto Rubén Peralta, quien la trabajó en acero oxidado. Las placas simulan estar roídas por el paso del tiempo al igual que nuestra historia. El Monumento incluye los 68 nombres de los vecinos ejecutados, muchos de los cuales aún están desaparecidos.
“Es bueno que se empiecen a levantar estos símbolos en homenaje permanente a las víctimas de la represión y la dictadura pinochetista, afirmó el diputado y presidente del Partido Comunista de Chile”, Guillermo Teillier.
No obstante el trabajo de la agrupación local de los DDHH, la lista de personas ejecutadas por la dictadura podría seguir creciendo, debiéndose añadir nuevas placas. «Lamentablemente no están todas las víctimas del terrorismo de Estado y estamos hablando de varias decenas de personas pero hemos investigado y todavía tenemos que agregar una profesora de Maipú y su familia de la escuela Reino de Dinamarca en un sector rural que no aparece en ninguna parte, hay que investigar más», explicó la concejala Nadia Ávalos.
Otra que habló fue Lorena Pizarro, la Presidenta Nacional de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos “la construcción de memoria es una tarea de país y no sólo de quienes sufrieron directamente los horrores de la dictadura”.
UNA INAUGURACIÓN LLENA DE GESTOS
Quizás lo que más simbolice la importancia del memorial, sea la sensación que se vivió durante su inauguración. Centenares de familiares, caminaron hasta el memorial, para tocar con sus manos la placa donde se inscribe el nombre de su familiar asesinado o desaparecido, y dejar una flor. Ese simple gesto, lleno de recuerdos y ojos llorosos, hace que todo el proceso valga la pena. Me lo comentaba Francisco, hermano de Ronald Wood, joven de 19 años que fue asesinado por una bala infame en medio de una protesta universitaria contra la dictadura. Francisco visiblemente emocionado agradecía el memorial con sus ojos cargados de lágrimas aunque reconocía que “esto se debió haber hecho hace muchos años”.
Patricio Chandía, Presidente de la Agrupación de Derechos Humanos de Maipú, leyó un discurso que pareció escrito por el mismo Stalin, donde habló del imperio americano y en vez de entregar un mensaje, una reseña del Memorial, se farreó la oportunidad. Se notó la mano del PC en la redacción del texto.
Y los Sherpas. Ahí andaban los Sherpas seguidores de Christian Vittori, indignados por los agradecimientos de Chandía a Gabriel Alemparte. Para ellos, todo se trataba de una maniobra, pues creen que el alcalde Undurraga intentará colocar en la próxima junta nacional de la DC, al Administrador Municipal de Maipú como candidato a alcalde por la comuna, en desmedro de Christian Vittori, quien fue electo democráticamente vía elecciones primarias.
Como sea y política local aparte, el Memorial es un tremendo paso. Es un grito que le recuerda a las generaciones de hoy que un grupo de maipucinos fueron asesinados por una política de un Estado Chileno que en alguna parte de su historia, se olvidó de todos los valores republicanos y violó los derechos humanos más elementales. El memorial de Maipú se erige como un testimonio que silente, logra transmitir un mensaje de amor. Tal vez un “para que nunca más en Chile, para que nunca más”.
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