La noche caía sobre Maipú y más de dos mil vecinos, de todas las edades, se congregaban en Avenida Cinco de Abril, justo enfrente de la entrada al Estadio Bueras. ¿El denominador común? Todos vestían sport, con buzos o shorts y, la gran mayoría, portaba audífonos. Son los exponentes de una moda que llegó para quedarse. Son “runners”; personas que disfrutan el correr por la ciudad, con el objetivo de irse venciendo a ellos mismos. Prueba de ello es que siempre miden sus tiempos, con el fin de ir mejorando. Corren y escuchan música, cada uno con sus ritmos, como una especie de mantra que les motiva a seguir, cuando las fuerzas escasean.
Un animador arriba de un escenario los motiva, les va contando los minutos que faltan para el inicio de la competencia. Varios elongan, hacen trote suave, preparando los músculos para una carrera intensa.
En algunos minutos más enfilarán por Cinco de Abril hasta Pajaritos, arteria que recorrerán hasta Avenida Las Parcelas. Ahí se devolverán siguiendo la misma ruta.
La carrera comienza y 10 kilómetros los separan de la meta, que está en el mismo Bueras. Son 4 las categorías que recibieron premios. Los juveniles cuyas edades fluctúan entre los 16 a 19 años de edad; senior que son entre 36 y 51 años y súper seniors que son aquellos que superan los 52 años.
La competencia contó con la participación de destacados exponentes de la disciplina y demostró que el Departamento de Deportes del Municipio está para grandes cosas.
¿Y EL PATO GONZÁLEZ?
Una jocosa situación se vivió en momentos que la competencia se desarrollaba. Patricio González (en la foto) es funcionario municipal y participó en los 10k. Partió muy bien, con fotos de la prensa. Sin embargo los participantes comenzaban a llegar a la meta y González no aparecía. Los concejales presentes, junto a algunos políticos que andaban en el lugar, comenzaron a elucubrar todo tipo de teorías. Algunos decían que se había ido para la casa; otros juraban que había corrido hasta la Isla de Maipo y no faltó el pesado que solicitaba ir a dejar constancia a Carabineros por presunta desgracia.
El alcalde, que estaba presente en la competencia, en calidad de observador, no pudo evitar sonreír ante la lluvia de bromas que caían sobre su funcionario. Finalmente, y a más de una hora de comenzada la competencia, un agotado Pato González cruzó la línea de meta. Venía semi agarrotado y miraba con extrañeza la lluvia de aplausos que recibió cuando atravesó la meta. No sabía que, sin quererlo, había alegrado la fiesta, sin siquiera estar presente. Todo un “crá”
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