Nació en San Miguel y terminó viviendo en Maipú. Sin embargo, toda su infancia la pasó en el norte del país, lo que influyó directamente en su música y la manera de expresarla. Ella es Luna Lamilla, una mujer de 34 años que llegó a los 18 a Santiago para estudiar música. Hoy, vive de eso, y ahí intenta plasmar sus vivencias norteñas con enfoque de género, ella le llama folclore feminista experimental.
Luna es madre de una chica de 13 años, lo que según ella la ha ayudado a tomar su propia perspectiva dentro de la sociedad. Luchona, apasionada, algo terca, con mucho fuego y agua, así se autodefine la música que conversó con La Voz de Maipú.
Creciste en el norte, pero te quedaste viviendo en Maipú, ¿Cómo influyó esto en tu música?
Sí, yo crecí en el norte del país. O sea, nací en Santiago, en San Miguel, y después al año ya me tuve que ir al norte y allá crecí. Por eso tengo toda esta sonoridad y vivencia del norte: el charango y mi vestimenta, por ejemplo.
A Santiago llegué a los 18 años para estudiar música en la Escuela Moderna de Música y después en la Universidad Arcis, antes de que se muriera. Después me fui a Maipú por temas de trabajo, porque soy profesora de canto y de guitarra. Hago talleres en el área musical, entonces me salió pega en Maipú y aquí sigo.
¿Y cuál dirías que es tu mayor fuente de inspiración?
Siempre he cantado, desde chica. En mi familia hay hartos músicos, no son profesionales que se dedican 100% a tocar, tocan porque les gusta.
Aunque cuando mi papá era joven, antes de tenerme, tuvo una banda folclórica con la que tocaba. Entonces yo crecí escuchándolo a él siempre cantando, tocando guitarra, toca charango, toca cuatro. Él siempre cantó Violeta Parra en la casa, Víctor Jara, Eduardo Gatti, Illapu, Inti, Quelentaro, todo eso, crecí con eso. Por eso tengo tanta influencia de esa música en mi historia.
¿Cuáles crees que han sido tus logros musicales más recientes?
En 2019 participé en la Escuela de Rock Mujeres Creadoras y fue una experiencia muy bonita. Fui la ganadora y después de eso me presenté en el Teatro Teletón. Después, el 2020 me inscribí de nuevo sabiendo que quizás no iba a ganar porque me había ido bien hace poco, pero apuntando a enfocarme en las clases que dan ahí, que son super buenas y distintas a lo que te enseñan en la universidad.
Después quise participar en el regional, no solo en la categoría de mujeres, porque era un desafío y para mí era extraño entrar en esa dinámica de competir contra otras cantautoras, algunas mis amigas. El regional es mixto y me daba un poco de susto, porque mi música es más folclórica. No es tanto como de banda. Si tienes bajo, batería, va a sonar más entretenido, es lo que más se escucha. Entonces igual me daba miedo, pero dije «ya, lo voy a hacer igual».
Y me fue bien, la verdad es que no lo esperaba porque eran más de 40 banas. Eran muchas, muchas bandas. Y al final, de las personas, de las bandas que eligieron, yo fui el único proyecto de mujer.
¿Cómo te preparas día a día para seguir creciendo como música?¿Todo lo haces autogestionado?
Sí, casi todo. Ahora último me gané un fondo de cultura y música y con eso estoy sacando adelante mi último disco, pero lo demás es todo autogestionado. De hecho soy presidenta de la Organización Masa (Músicos Organizados por la Autogestión).
Y en cuanto a la preparación, a nivel técnico es lo que más resolví antes, estudiando y todo eso. Ahora lo que hago es trabajar con un equipo, «equipa» le digo yo, de gente que me permite delegar. O sea que no estoy sola. Cada uno tiene su cargo, porque sino es imposible llevar una carrera artística. O sea, aparte de que te guste, para poder quizás «sonar», hay que tener un equipo sí o sí, una «equipa«.
Yo ahora estoy en «Expresiva Récords«, que es un sello. Ahí hay dos mujeres, una que es periodista y otra chica que me mueve las redes sociales. También tengo un productor audiovisual, que es el que me hace los videos, él es gay, está feliz casado con un hombre.
Además está la «nat.placencia«, que también está a cargo de algunos videos de este proyecto. Elle es trans. Así que trabajo harto con disidencias sexuales, porque como mi música es feminista, trato de hacer un proyecto que sea consecuente: con las letras, con ser empática, con ser inclusiva. Igual, se ha dado súper natural, no es que «ah, tu eres trans»…se ha dado obviamente, pero creo que es importante tener una «equipa» que sea variada, tengo harta gente de confianza trabajando.
Luna además es vocera del eje de formación en la Red Chilena Trabajadoras de la Música, un espacio de mujeres y disidencias.
¿Has tenido algún momento difícil dentro de tu carrera musical?
Sí, obvio. Lo principal es que el machismo está demasiado normalizado, instaurado, en cada ámbito, en cada reunión, en cada instancia. Por lo mismo yo elegí alejarme de varios artistas de Maipú.
Cuando llegué a Maipú, era casi que la hermanita chica que llegó, «mira, una niñita, ay, ya, invitémosla a cantar». Pero a medida que empecé a ganar instancias, empecé a visibilizarme a nivel nacional, a nivel territorial en Maipú, y me empezó a ir bien, y vieron que yo trabajaba, la dinámica cambió. Maipú está lleno de músicos mil veces mejores que yo, pero no hacen la pega, no graban, no ensayan, no hacen videos.
Eso pasa en todas partes, no solo en Maipú, y nos pasa a todas las mujeres. Son los típicos machitos músicos que por frustraciones de ellos, que no hicieron la pega, le agarran mala a la mujer que sí hace la pega.
¿Y has encontrado en Maipú una cultura musical positiva? Donde destaquen mujeres o disidencias, quizás…
La verdad es que estuve organizando ciclos, hace hartos años atrás, en el Bar Panguipulli. Ciclos de cantautores y cantautoras, justamente para poder crear espacios donde se incluyera mujeres músicas. Y para que las mujeres músicas de Maipú se visibilizaran, se atrevieran, vieran que hay algún espacio donde las van a invitar.
Pero era muy difícil, porque no había mucha mujer en Maipú que se dedicara a la música y que dijera «sí, yo canto, yo toco». Entonces en ese momento sí, invité a varias mujeres que hoy en día algunas ya han dejado el camino, se han dedicado a otra cosa. Más que nada han sido esporádicas las conexiones que se han hecho con otras chicas.
¿Crees que falta potenciar ese tipo de instancias con otras chicas?
Falta mucho potenciar a las mujeres y disidencias en la música de Maipú. Yo estuve bien inserta en el mundo del rap en Maipú, de las tocatas en la cancha. He tocado desde en la municipalidad, hasta en la cancha más piñufla de Maipú. He estado en los campamentos también. ¡He estado en todas partes! Y la verdad es que siempre es el mismo problema: que los afiches están llenos de hombres, no incluyen a mujeres. Siempre se cae en la misma tónica de no tenerlas presentes, está demasiado normalizado.
A veces, como para que no critiquen los show a nivel nacional, invitan a una mujer. Eso tampoco está bien. Porque finalmente es casi como «no me funen» y creen que invitando solo a una mujer es suficiente.
En ese sentido creo importante hacer un llamado a la Municipalidad de Maipú, creo que falta que generen instancias porque espacios hay. Cuando trabajé ahí vi auditorios, salas, parques, hartos lugares que no se usan. Y lo otro es que las invitaciones que nos hacen para tocar no son remuneradas, eso significa que no puedo llevar ningún músico a tocar, ni puedo pagar la micro. Si me quiero acompañar por un músico, lo tengo que pagar yo.
Yo sé que eso pasa en todos lados, no es algo que ocurra ahora en la municipalidad, sino que algo que viene de siempre y en todos lados. Creo que es un problema que va más allá de quién esté en poder, sino que culturalmente siempre ha sido así.
¿Qué proyectos futuros tienes?
En agosto voy a lanzar mi nuevo disco, aún no tengo la fecha exacta, pero ya he avanzado en eso. El primer single de este nuevo proyecto ya lo lanzamos, se llama «Qué más tiene que pasar». Tengo otras grabadas y dentro de estos meses hay que terminar las que faltan.
El álbum se llama «Canto de mujer», voy a lanzar tres singles más y después el disco. Cada single viene con su polera, su plan de difusión, su estrategia, su video, entonces, no es solamente el disco. Esa es la meta, que me vaya bien con eso. Me encantaría poder girar con este disco, poder tocarlo en vivo. O sea, ahora no me urge mucho tocar en vivo, porque sé que está difícil, pero ojalá eventualmente se pueda.
Si quieres conocer más de Luna y/o escuchar su música, puedes hacerlo visitando su página de Instagram o de Youtube.