Paulina Nauto es una de las miles de personas que usa la bicicleta como medio de transporte. Usa la bici para ir al trabajo, hacer deporte, salir a pasear e incluso se ha escapado a la playa pedaleando.
Ella es parte del creciente número de vecinas que se siente feliz sobre las dos ruedas.
Según distintas estadísticas, el uso de la bicicleta aumenta cada año un 20% y se calcula que solo en la región Metropolitana se hacen 1.2 millones de viajes al día en bici.
La Medición de Eficiencia en Medios de Transporte (MEMT) ha demostrado en sus distintas versiones que la bicicleta es el medio más eficiente para moverse en la ciudad de Santiago, solo superado en un par de minutos por la motocicleta.
Además de “cletera”, Paulina es mamá, celiaca y tiene estudios en finanzas, lo que la llevó a trabajar un tiempo en la Bolsa de Valores.
A sus 42 años tiene un entusiasmo envidiable, y una pasión: el ultraciclismo de alto rendimiento, más concretamente los brevets (pronunciado en español “breves”).
Se trata de pruebas de alta exigencia, donde los deportistas deben cubrir largas extensiones pedaleando. Son una especie de “Dakar” urbano. Uno de los trayectos más difíciles en Chile es la ruta Santiago-Puerto Montt, que una ciclista como Paulina podría cubrir en 4 días seguidos.
Para poder clasificar, Paulina debió certificar que cumplió con 200K, 300K, 400K y 600K. Algo así como ir de Santiago a Concepción o Temuco en bicicleta. Una cosa poca.
Gracias a esto, eso, Paulina pudo certificar sus recorridos y clasificar para poder correr la prueba de ultraciclismo más dura del mundo; el Paris Brest Paris.
Tiene todo listo para partir, solo falta el apoyo de la comunidad para que pueda representar a Chile en esta dura prueba, pues el costo del pasaje y los implementos están –como en todo deporte de alto rendimiento– fuera del alcance del bolsillo de la mayoría.
Dakar en dos ruedas
Estas pruebas exigen una gran resistencia física, y quienes compiten deben elegir la mejor ruta para cumplir con un tiempo mínimo, atravesando ciudades, campos, playas e incluso durmiendo improvisadamente en distintos lugares durante el trayecto.
La disciplina del brevet aún no está federada, es decir no es un deporte reconocido oficialmente en competencias “oficiales”. Es decir, quienes practican la disciplina no pueden postular a fondos, por muy bien que dejen en alto el nombre de Chile en el exterior.
Es el caso de Paulina.
Esta situación también le ha cerrado las puertas en el gobierno y el municipio. Dicho en buen chileno, para estos deportistas de alto rendimiento no hay mano.
Esto no impide que cientos de personas lo practiquen, llevando su cuerpo al límite con las duras pruebas que deben cumplir. Tampoco impide que Paulina se mueva y organice rifas, actividades, completadas y cuanta actividad le ayude a juntar el dinero que necesita para representar a Chile en Francia.
La próxima semana harán una actividad en Centro Ecológico Ceibo para recaudar fondos.
Con una sonrisa, Paulina pide que los vecinos le ayuden a completar la meta para poder viajar. Sobre todo, necesita difusión para que la gente conozca todo lo que se ha sacrificado para llegar donde está.
De hecho, haber clasificado para este evento mundial convierte a Paulina en la primera chilena “super randonneurs”. Este super evento deportivo se realiza cada cuatro años en Francia, y los participantes deben completar 1.200 KM en 90 horas continuas.
Algo así como ir de Santiago a Chiloé en menos de 4 días sin parar.
Pedaleo en la calle y ciclovías
Nos juntamos con Paulina en el café Cavhe de Maipú, donde nos sentamos a conversar sobre su vida como ciclista urbana.
¿Cómo se mueve la comunidad cletera que, como tú, va en bici al trabajo?
Conozco amigos que vienen desde Melipilla, Peñaflor, Malloco, se vienen pedaleando a Santiago todos los días. Claro, no los puedes subir a una vereda, cómo le dices a un caballero que lleva 30, 40 años andando en la bicicleta que ahora tiene que usar la vereda. Ellos partieron andando en la calle y antiguamente así se hacía. No sé en qué minutos se nos ocurrió que la bicicleta no era un medio de transporte
¿Usas las ciclovías?
-Yo jamás uso ciclovías ni antes ni ahora que por ley podemos ocupar la calle.
¿Por qué crees que pasa esto?
– Un tirón de orejas para las autoridades. Se ponen a construir ciclovías bidireccionales en calles que tienen un sentido, si uno analiza los accidentes que ahí ocurren son por el mal diseño y la mala construcción.
¿Cómo ves esta situación en Maipú?
– La de Maipú es una de las más malas de Santiago, sobre todo la que está desde el el 14 de Pajaritos hasta la La Plaza. Tienes toda cantidad de obstáculos como árboles semáforos, postes. Si alguien quiere hacer deporte extremo le gustaría usar esa ciclovía. Nunca estuve de acuerdo con la ciclovía de Melipilla. Encuentro mil veces más riesgoso que un ciclista pase a llevar a un niño o alguien mayor de edad se atraviese en un paradero. Hay que mirar lo que hizo Providencia en Eliodoro Yáñez, le quitaron una pista a los autos. Si tú pones dos pistas de 40 cm en una doble pista, tienes volantes que miden 80 cm. Imposible.
¿Cuándo usas la calle, los automovilistas te respetan los 1,5 metros de distancia?
– Cuando uno va por la calle tiene que ir evitando distintos obstáculos, como el alcantarillado, vidrios o gravilla que tiran las empresas. Por eso la ley pide 1,5 metros. Le tengo más confianza a un micrero que a un automovilista. He notado los micreros sí te dan un espacio te dejan un espacio en la orilla para que tú te muevas. Cuando se me tiran muy encima les tiro la mano. Hago que el automovilista respete mi espacio. Me impongo en la calle.
¿Cómo va todo para tu competencia en Francia?
– Tengo lo más importante que fue haber clasificado. Todavía faltan los pasajes y varias cosas más. Espero que esta entrevista sirva para motivar a recibir la ayuda que falta, y así poder representar con orgullo a Chile en esta prueba.
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