Opinión: Dos borradores

Cuando saqué mi libro, tenía muchas faltas de ortografía, problemas de justificado, algún nombre o fecha equivocada y pequeños errores fáciles de corregir. Hablé con algunas editoriales al principio, pero no las podía pagar.

Entonces, conversé con los pocos escritores que conocía, porque, además de no leer mucho hasta esa edad, nunca me metí en el mundo de la Literatura en mi vida, sólo en las artes escénicas. Era mi primera vez.

Mi libro se editó 4 veces en 8 años y hoy puedo decir que está casi perfecto, ya que he vendido 13.500 ejemplares y tengo cierto reconocimiento. La perfección, para uno como autor, nunca es posible.

En el proceso para publicar un libro, y en realidad, para casi cualquier producción artística, se necesita de “otros/as”. Mi libro es un libro comunitario. Yo lo escribí, pero como lo he vendido sólo en la calle, me fui encontrando con personas que, luego de haber leído mi libro, me hacían algunas correcciones o alcances interesantes, me hablaban por Messenger o me proponían correcciones o mejoras. Podría decirse que son “expertos” y que tomé de ellos consejos e importantes recomendaciones.

Como en una obra, el director o guionista es el de las ideas fundamentales, y el productor de vez en cuando, le pega un codazo y le sugiere cambios más pragmáticos. En este ejemplo, la idea originalmente es del directo o guionista, no del productor.

En ese sentido, en la propuesta constitucional, las ideas deben ser de todos los chilenos y no de los expertos. Los expertos sirven para guiar, o mejorar, no para crear. Si fuera de otra forma, no sería una constitución de TODOS LOS CHILENOS.

La propuesta de Nueva Constitución fue hecha no sólo con contenido fundamental, sino con rigurosidad en la edición, formato y completa elaboración. Lo otro interesante es que también fue un trabajo colectivo y colaborativo.

Para qué decir el tiempo récord del trabajo realizado. Incluso, diría yo, que, hasta poesía de alto nivel hay en ese texto, difícil de lograr en un documento de lenguaje leguleyo.

No creo que sea posible armar un grupo humano tan diverso y representativo de la voz de un pueblo, como el que se armó en la Convención Constitucional, alejada de los poderes fácticos o mezquinos intereses. A mi parecer, ahí sí se produjo una verdadera “junta democrática”.

Desde mi humilde opinión de creadora y escritora, me he estado cuestionando (como le pasa a la mayoría de los chilenos en estos días) cuál fue el error del libro. Claramente no fue el borrador el error. El gran error de una mayoría, fue no leerlo y/o no comprenderlo.

También se equivocó todo aquel que pensó que el borrador era una piedra tallada que no cambiaría. Y lo más triste fue la cantidad enorme de gente que votó con miedo, por mentiras inventadas por los que no quieren que las cosas cambien, porque no les conviene.

Pero yo he estado pensando en el libro mismo y considero que no debiera botarse a la basura todo ese maravilloso trabajo. Y no sólo he pensado en ese trabajo. También en el derecho de autor de los que la escribieron, porque en este país estamos llenos de oportunistas que se apropian de las ideas y el talento de otros, que luego de sacar la materia prima de lo que sea (naturaleza u obra), la hacen suya, frecuentemente, con el poder del dinero, que es lo único que tienen.

Creo que cualquier otro libro que quiera proponerse, debiera compararse con el ya realizado. Incluso, creo que se debiera dar el mismo tiempo tanto para realizar una “nueva propuesta”, como para que los que ya la hicieron, trabajen en perfeccionarla.

Por último, creo que una vez listas ambas propuestas, debiera llamarse a otro Plebiscito para elegir entre ambas. Y considerando lo increíblemente bueno y sorpresivo que fue ver a los chilenos y chilenas leyendo. Con un nuevo proceso de lectura, creceríamos más en lo cultural.

Creo que no es viable dejar atrás el comienzo de este proceso, que está lleno de contenido y lucha. Es más, mi libro hermoso, que amo y que fundamenta todo mi trabajo de 8 años, requería de los demás. Requería de ojos diversos. Un grupo de expertos, jamás será lo mismo.

Dos borradores, es una buena idea que invito a todos a considerar.

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Nicolás Aravena

Fundé La Voz a los 21 años. Dicen que escribo bien, me apasiona la política, fotografía y entender el mundo que habitamos. Dejé de fumar hace poco, hago chistes malos y bailo pésimo

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