En el Día Mundial de la Salud quiero reconocer el esfuerzo de la primera línea de esta pandemia: los funcionarios de salud, quienes cargan en sus hombros con largas jornadas de trabajo, peso emocional y responsabilidad que se arrastra a la privacidad de sus casas, donde muchos/as se han alejado de sus familias por el temor de contagiar a los suyos.
Estos días críticos, que terminaron con la postergación de las elecciones, demuestran lo incierto que se torna una pandemia que en los próximos días traerá más incertidumbre a la población con un personal de salud saturado física y emocionalmente tras enfrentar la sobrecarga de pacientes, pero sobre todo, la presencia de la muerte constante y el dilema de la última cama desde cerca.
Mucho se comenta del creciente ausentismo laboral en el sistema de salud. En La Tercera hablan de un total de un 15% a un 25%. ¿Serán las licencias médicas un índice que mide el deterioro en la salud mental de los funcionarios? No cabe duda. Traduce el cansancio y el sobre esfuerzo del personal que trabaja hasta 36 horas por falta de personal.
Es que además, hay funcionarios que enfrentan su primera vez en Unidades de Cuidados Intensivos, conviviendo con el declive de pacientes con los que forman lazos, como varios trabajadores comentan en medios. Hoy se está llamando a estudiantes, médicos de otras especialidades e incluso jubilados para ayudar en esta lucha contra el Covid-19, según indicó el subsecretario de Redes Asistenciales, Alberto Dougnac.
Ante el 96% de ocupación de camas UCI, y los días más complejos de la pandemia, hoy quiero nada más que exponer la realidad de quienes verdaderamente palpan a diario la gravedad de lo que significa esta pandemia. Quiero reconocer sus esfuerzos, mérito y trabajo que por más de un año llevan haciendo. Como también pedir a la población que se cuide, por nosotros, por quienes no están y por nuestro personal de salud.