Opinión: Fulgor y muerte del Concejal Ariel Ramos

Semanas antes de que los partidos inscribieran a los y las candidatas a alcaldes y concejales de la comuna, en Maipú, los que viven pendientes de la política, sabían que entre Ariel Ramos (PC) y Tomás Vodanovic (RD) solo uno iba a llegar a la papeleta.

Ambos candidatos realizaban actividades de campaña y hablaban -de seguro- varias veces al día con representantes de sus partidos, para saber como iban las negociaciones arriba. Y es que aunque a muchos nos fastidie, al final la decisión de inscribir a uno u otro candidato se toma a varios kilómetros de nuestra comuna.

Ramos pisaba fuerte el acelerador y anunciaba que, en caso de ser electo alcalde, se rebajaría el sueldo. También publicaba un borrador o esbozo de lo que podría ser su programa de gobierno comunal e incluso lanzaba su candidatura a alcalde acompañado de concejales y dirigentes sociales.

El sociólogo había traído en varias ocasiones a la comuna al presidencial del PC: Daniel Jadue, y prometía una gestión municipal inspirada en lo que ha sido la Recoleta de Jadue. Por eso extrañó que este no apareciera en el lanzamiento de la campaña a alcalde, quizás uno de los hitos más importantes de lo fue su efímera candidatura.

Con el correr de los días, Ramos iba sintiendo que lo suyo iba prendiendo y se convencía que él era la única carta que podía disputarle la alcaldía a Cathy Barriga. Razones para su creencia tenía de sobra: en estos cuatro años -hay que reconocerle- fue uno de los que más oposición real hizo.

Sin embargo, en el espacio donde se toman las decisiones que afectan a los territorios, la visión era diferente. Algunos dicen que miraron que en la última elección de concejales, Ramos bajó su votación respecto a la elección anterior. Aún cuando la baja era esperable, toda vez que participaron más de 100 candidatos.

Otros especulan que Ramos cavó su propia tumba al buscar asociarse tanto con Jadue, pues el alcalde de Recoleta sería bueno en las encuestas, pero tendría detractores al interior de su propio partido. Detractores con el poder suficiente para bajar la candidatura de Ariel.

Más allá de los motivos reales, lo importante es consignar que a Ramos no lo bajó Revolución Democrática. O al menos, no fueron ellos solos. La candidatura de Ramos se murió en una reunión donde RD pidió que Vodanovic fuera el candidato por Maipú, y los representantes o equipos negociadores del Partido Comunista, decidieron bajar a Ramos a cambio de, probablemente, que RD bajase a otro candidato, en otra comuna.

Al final es política y en toda elección los poderosos de cada partido, se sientan a negociar la suerte de los que están abajo, haciendo el trabajo territorial.

Ariel Ramos destemplado: O cómo NO actuar en política

Y llegamos a la noche del 11 de enero. Ramos y Vodanovic intentan saber a qué acuerdo llegaron sus dirigencias. Esa noche ambos están intranquilos, aunque ya se han juntado con anterioridad, y se prometieron darse apoyo, fuese cual fuese el resultado, esa noche la suerte de cada uno, no está en las manos de ninguno. Dependen de una negociación donde sus nombres componen un puzle nacional tan grande, que es imposible dimensionar desde el territorio.

Y esa noche Ramos se entera que su partido, del que ha sido un militante disciplinado, decidió bajarlo. Y le duele. Y tiene razones para sentir dolor.

El error, a mi juicio, está en cómo manejó su frustración.

Después de cuatro años de oposición, Ramos cometió un error al final. Porque en vez de haberse desconectado para masticar el sabor amargo de la rabia y la frustración, salió, horas después de conocido el veredicto, a quemar todas las naves.

En un texto que tituló “la dignidad no se negocia” y que subió a sus redes sociales personales, Ariel Ramos informó que, tras una negociación entre el PC y RD, su candidatura ha sido bajada y se muestra contrario a lo poco que se tiene en cuenta, desde su óptica, lo que pasa en los territorios a la hora de tomar decisiones.

Pero Ramos fue más allá. Junto con criticar la decisión de bajarlo, anunció que renunciaba al PC y a la concejalía. Es decir, a pocas horas de recibida la mala noticia, y probablemente en momentos que estaba bastante molesto, Ramos comenzaba a quemar las naves.

Sin embargo, en política las reglas -a veces- son laxas. Porque con el correr de las horas, no hubo renuncia ni al PC, ni a la concejalía. Lo que hubo -eso sí- fueron quejas y más posteos. Ramos daba las gracias por el apoyo recibido, pero no entregaba respaldo a Vodanovic. Esto último, según un comunicado de RD: había sido un acuerdo tomado a nivel comunal, entre dos partidos que, desde el territorio, no estaban de acuerdo con que la resolución entre ambos candidatos se tomara en las alturas y que habían acordado que fuese cual fuese el ungido, se entregarían apoyo mutuo.

Nadie sabe bien qué pasó. Tampoco por qué el PC no sólo no apostó por Ramos para alcalde, sino que tampoco lo inscribió como concejal. Esa noche, la de las definiciones, Ramos debe haber sentido que toda su carrera y esfuerzo se iban por el retrete. Y explotó.

Ramos, a quien en sus más de 8 años de carrera en Maipú, se le puede reconocer que -en los momentos más álgidos- siempre mostró disciplina, estrategia y harta coherencia, comenzaba a ver que todo el esfuerzo político y personal se derrumbaba y, en vez de optar por la reflexión, para ver cómo salir jugando de la situación, decidió tirar el mantel.

A juicio de este redactor, se equivocó rotundamente.

La última operación de Ramos

En política siempre se dice que nunca nadie está muerto. Incluso otros añaden que “en política se han visto muertos cargando adobes”. Ramos, por edad y proyección está lejos de ser un muerto en política. Pero un par más de malos pasos, lo pueden condenar dentro del PC.

Hace unos días el SERVEL publicó el listado de las candidaturas a alcaldes y concejales aprobadas. Y el nombre de Ramos apareció como inscrito. Desde dentro del Partido Comunista han aclarado que todo se trató de un error.

Un error que -así parece- le devolvió la esperanza a Ramos. El mismo que se iba de la concejalía y renunciaba al PC, comenzó a agitar las aguas. Vio de nuevo su nombre cerca de la papeleta y comenzaron -de nuevo de forma virtual- campañas para que lo ratifiquen.

En total no son más que un puñado de vecinos y vecinas que siguen viendo en Ramos a una especie de salvador, para una elección que -así como están las cosas- Barriga tiene muy fácil de ganar.

Hoy a las 19 hrs se reunirán en el Monumento de Maipú. ¿Llegará Ramos al acto que le tienen organizado? ¿Qué dirá el PC sobre lo que está pasando?.

Desde el PC ha sido Carmen Hertz quien -mostrando la disciplina que la caracteriza- ha llamado a los candidatos y candidatas a concejales del partido para que respeten el acuerdo y entreguen el respaldo a Vodanovic.

Sin embargo, hoy a las 19 hrs, está por verse cuántos y cuántas militantes desafiarán las instrucciones del Comité Central y seguirán prolongando una candidatura que murió, no el 11 de enero pasado, sino que el mismo día en que el PC a nivel nacional decidió usarla como moneda de cambio, para privilegiar a otros candidatos que, a juicio de los que mandan en dicho partido, tendrían más posibilidades que Ariel Ramos de ser electos alcaldes.

Con las municipales a la vuelta de la esquina, Vodanovic puede decir que obtuvo poco más de 3.000 votos que lo ratifican como candidato. Una cifra menor, considerando el padrón electoral, pero que supera a las primarias donde Christian Vittori resultó electo candidato. O las primarias pasadas, donde Freddy Campusano se ganó el derecho a competir.

Lo único cierto y real, y más allá de las animadversiones que despierta Tomás Vodanovic en un grupo de izquierda local, es que es el candidato de RD el que ganó un proceso legal de primarias. Hoy, con todos los tiempos agotados, Ramos está buscando una salida que no se condice con su historia política: busca una nominación a dedo y por secretaria, que no está a la altura de lo que ha sido Ariel Ramos en su paso por la política local.

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Nicolás Aravena

Fundé La Voz a los 21 años. Dicen que escribo bien, me apasiona la política, fotografía y entender el mundo que habitamos. Dejé de fumar hace poco, hago chistes malos y bailo pésimo

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