El acontecimiento ocurrido el día 13 de junio de 2021 con respecto a las elecciones de gobernadores y gobernadoras no es para celebrar. Hay muchos motivos que nos indican que nuestra democracia está herida, el más importante de ellos es la baja participación que tuvimos, un vergonzoso 19,6% del padrón total. Podríamos analizar en profundidad este y otros síntomas que nos piden a gritos nuevos aires y nuevas formas de hacer política.
En la región Metropolitana vivimos una escena inusual: 2 fuerzas de oposición se disputaban la región, con ello dejando fuera a la derecha en cualquier espacio de poder en la capital. Ese poco más de millón de personas que votó, manifestó una rivalidad muy competitiva entre ambas fuerzas políticas.
Hay que recordar que Orrego le ganó a Oliva por unos cuantos puntos y que en algún momento la candidata del frente amplio estuvo liderando los comicios. Pasadas ya un par de horas del cierre de mesas, se concluyó que Orrego fue finalmente el ganador de esta disputa y que la Democracia Cristiana no estaba tan muerta como se creía.
Sin ninguna duda, puedo afirmar que esta elección no la ganó nadie y es que ninguno fue capaz de movilizar en buena medida los votos de los demás candidatos de oposición que participaron en la primera vuelta.
Los votos de Nathalie Joignant y de Pablo Maltés no se reflejaron en gran medida en los votos de la candidata por el FA ni en los del candidato de la DC, y me atrevo a decir que en el intento clásico de que el candidato o la candidata salga a endosar votos que no le pertenecen, la candidata Joignant jugó un rol sumamente inteligente y no cedió ante el evidente acoso de los candidatos, así también creo que el hecho de pedirlo no benefició a ninguna candidatura en competencia.
El caso del voto de la derecha fue el factor que cambió la balanza, y es que la derecha votó a Orrego, no porque sea su candidato específicamente, sino por su costumbre electoral de alta participación y que, a su juicio, Orrego representaba la opción menos mala, pero bajo ningún punto de vista alineados con su programa o sus ideas.
Por conclusión creo que debido a la gran abstención y al apoyo de estos sectores políticos que no están alineados con el nuevo gobernador de la RM, es que proyecto una Gobernación con un soporte político muy bajo, el cual Claudio Orrego tendrá que cuidar, para no caer en escenarios de ingobernabilidad.
El Frente Amplio desaprovechó una gran oportunidad de llevarse esta elección y es que, a mi parecer, Karina Oliva no fue la mejor candidata, lo que quedó demostrado en las innumerables fallas y errores que tuvo en los debates, los cuales la llevaron a renunciar a la participación de ellos.
El conglomerado tal vez pensó que el solo hecho de enfrentar a una fuerza política desgastada y representar en ellos la renovación bastaría para que se replicara el éxito municipal que tuvieron, pero omiten un factor muy grande, el cual fue los y las excelentes candidatos y candidatas que tuvieron en esos comicios.
Me gustaría agregar un punto también con respecto al tono de la discusión política que se dio. Vimos a Karina Oliva en una actitud áspera, la cual no llamaba al diálogo, y esta misma forma la vimos en el candidato presidencial del Partido Comunista Daniel Jadue, en total contraposición a la actitud dialogante del candidato de SU conglomerado Gabriel Boric. En esta pasada creo que se zanjó el apoyo de Comunes a Daniel Jadue y cómo esto en gran medida afectó la votación de Gobernación.
Apruebo Dignidad está viviendo días de reflexión y aprendizaje, y hay dos caminos en el futuro. La pregunta va a ser: ¿Qué camino va a elegir la gente? ¿diálogo o confrontación?
Para finalizar, creo importante señalar, que el voto independiente no se ha traducido en ningún apoyo a ninguna fuerza política institucional. Esta elección favorece a la actual Unidad Constituyente la cual vio reflejado el dominio en la mayoría de las regiones de Chile, y no solo le da vida a la Democracia Cristiana, sino que refleja el gran poder que ha tenido, que tiene y que tendrá el Partido Socialista como protagonista de la política chilena.
La presidencial de UC entró al rojo vivo, la candidata Socialista, del Partido Liberal y del Nuevo Trato, tiene que capitalizar los votos Socialistas que se manifestaron en el país, como a su vez encontrar el espacio de la centro izquierda que urge por lideresas feministas, igualitarias y democráticas.
La Democracia Cristiana hará lo suyo tal vez con Yasna Provoste, pero el apoyo transversal de sectores nuevos en la centro izquierda como el Partido Liberal y el Nuevo trato pueden darle un cierto aire de renovación a la centro izquierda y con ello a la candidatura de Paula Narváez, renovación que, no se olvide, también es parte de las demandas ciudadanas de la Población.
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