Ingresé a participar al Frente Amplio escogiendo el peor de los caminos: como independiente. Es decir, sin militar en ninguno de los partidos políticos que lo componen. Y lo hice, invitado por amigos a quienes respeto y les creo. Y digo el peor de los caminos, pues dentro de la orgánica del Frente Amplio, los independientes no tienen mayor representatividad, que lo que puedan hacer en sus respectivos comunales.
Lo hice pues dentro del Frente Amplio son varios los que tienen claro que el único camino posible para mejorar el país, es apuntar a cambiar el modelo económico que nos rige. Mi ingreso, fue convencido que desde las bases seríamos escuchados, pues este (era) es un proyecto político inédito en Chile, que había aprendido tras el largo camino del derrotero recorrido por la izquierda en nuestro país.
Una vez dentro, me fui sorprendiendo al conocer a personas agrupadas en el comunal Maipú, llenas de valores y esperanzas. Gente que cree que se pueden seguir otros caminos, y que son un lujo para la política en nuestro país. Es en las bases del frente amplio donde se concentra la riqueza del proyecto. Son las bases las que hacen política a última hora, fuera del horario de trabajo, y gastando de su bolsillo hasta para tomarse un café. Son esas bases las que marcan diferencias siderales con los operadores de la Nueva Mayoría y Chile Vamos, acostumbrados a hacer política en horario de trabajo, con platas de todos los chilenos.
Y es que se hace tanto con tan poco. El dinero escasea, pero a puras “cuchas” se van financiando actividades. Lejos de las grandes empresas, esas que compran partidos políticos por un puñado de dinero, se ha conseguido –en Maipú- tener un Frente Amplio que lucha por crecer. Y lo hace lleno de convicción e ideales.
Sin embargo, hoy nos despertamos enojados. Y los chats que mantenemos en el grupo se han ido llenando de desconfianza y declaraciones cruzadas. Las cúpulas nos han dividido y se nos hace difícil avanzar, en medio de un mar de acusaciones.
La filtración del audio me lleva a los tiempos de la radio Kioto en Megavisión, y sé que detrás de esa operación de poca monta, está RD y “Giorgito”. Personalmente estoy con Mayol. Y aclaro que el único vínculo que tengo con el sociólogo, se limita a una raya que hice en un voto, donde marqué mi preferencia por él. Y es que escucho el audio, maldadosamente filtrado, y siento que Mayol es duro, que está emputecido, que es irónico, pero no logro ver dónde está la amenaza a la joven de RD
Y siendo francos, creo que el único que está amenazado en toda esta situación, es el líder de Revolución Democrática: Giorgio Jackson, diputado en ejercicio tras correr solo la vez anterior, pues la nueva mayoría se omitió. El único que siente miedo, y que acude la vieja política, esa que prometimos en las bases cambiar, es Jackson, quien ve complicada su reelección y recurre a todas clases de argucias, títeres y operaciones políticas de poca monta, con tal de aferrarse al poder, a como dé lugar.
Jackson, el mismo que generaba simpatías en un lote DC que llamaba a votar por él la ocasión anterior, el que recibió aportes del exterior para levantar su partido político, y que tiene a Beatriz Sánchez cooptada, sin posibilidad de ejercer el liderazgo innato que debería tener en el Frente Amplio, toda vez que es candidata presidencial. Otra vez Jackson, a quien vi agasajando al DC Alberto Undurraga, acompañándole en el lanzamiento de un libro que hizo cuando dejó el Municipio de Maipú. Undurraga quien es el mismo que le dio pega a la madre de Jackson en la Corporación de Educación de Maipú, con un sueldo suculento, y un trabajo que nunca nadie conoció. Para mi está claro la reciprocidad del gesto. En una testera sentados Jackson, Undurraga y Ricardo Lagos. Una postal hermosa.
Las bases del Frente Amplio estamos tristes y divididas. Arriba, en el olimpo, los niños bien con pasantías en el extranjero y que juegan a la política, amparados en las lucas que guardaron tras su paso por el MINEDUC, o de las mesadas que les dan sus –todopoderosas- familias, pueden darse estos lujos.
Si la cosa no les resulta ahora, tienen tiempo y plata de sobra, para seguir armando sus proyectos políticos futuros. Pueden cambiarle el nombre, cambiar el escenario, pero seguirán siendo los mismos payasos, los que lleven la comparsa de un Chile distinto. Sedientos de poder, cueste lo que cueste, intentarán una y mil veces cambiar el sistema, y llamar a la unidad, siempre en torno a ellos mismos.
Y los que estamos abajo, seguiremos mirando este triste espectáculo, que Giorgito y sus boys (o girls) han decidido montar. Manoseando el discurso de género, quieren achacarle a Mayol el quiebre de un proyecto que pudo dar para mucho. Pero que hoy, nuevamente desde abajo, nuevamente los que hicimos política sacrificando tiempo, familia, pega y plata, vemos como se cae a pedazos.