En política hay miles de historias que contar. Yo les vengo a contar una que vivo en primera persona en la comuna donde soy vecina hace más de 20 años, Maipú.
Ustedes recordarán esta comuna por el Caso Basura, donde por algunos meses fuimos la capital de la corrupción en Chile. Ese escándalo marcó el fin del gobierno de muchos años de la Democracia Cristiana en nuestra comuna.
Detrás de todos esos años de gobierno, había una idea que mantenía el orden: la municipalidad es un animal grande del que todos podemos comer tranquilamente sin pelear.
Con más de 3.000 funcionarios, es un animal suculento, que puede dar de comer a muchas personas, especialmente a partidos políticos con muchos favores políticos que pagar.
Luego de esa danza de millones, fue imposible volver a votar por los mismos y el poder hizo que los viejos lotes se pelearan entre sí. Y así llegó Cathy Barriga a gobernar esta gran ciudad de Santiago.
Durante todo ese tiempo, muchos dirigentes miramos con sorpresa los cambios de bando, los cambios de discurso “según el favor del viento” y las vueltas de carnero siguiendo al que más convenía.
Así es como luego de varias vueltas, asumimos el desafío de entrar a la pelea. De activista ambiental, pasé a ser una opción para parar esta sillita musical de tantos años.
Inmediatamente vino la sorpresa. Los candidatos que antes corrían a pedir nuestro apoyo como dirigentas, ahora dicen que no estamos a la altura, que no sabemos lo suficiente.
Los mismos que hace 3 meses decían que hacía falta un candidato que viviera en Maipú, que conociera su tierra, ahora se sacan fotos con un candidato impuesto por secretaría e importado desde el barrio alto.
Se nos dijo el 2010 que el ex alcalde Vittori era el más competitivo, y detrás de él se fueron los históricos para no perder pan ni pedazo. Hoy ese estatus lo ostenta otra persona, y detrás de él corren nuevamente hoy.
Vemos cómo se publican encuestas de dudoso origen y sin respaldos técnicos para mostrar cómo ganan en el papel, ¿les suena esto parecido? A eso señoras y señores es lo que llamamos una vuelta de carnero. Y no una, sino varias.
Cambian las siglas, siguen los mismos. No estamos en contra de los partidos, sino de un grupo añejo y desgastado que se ha alimentado por demasiado tiempo del dinero de todas las chilenas y chilenos.
Nos hablan de cambio, y en las fotos vuelven a aparecer los mismos rostros, que representan antiguos grupos de influencia. Ser independiente no es un capricho, es una necesidad. Hay casos excepcionales de alcaldes que han puesto los intereses de la gente por sobre los suyos. La Pintana y Recoleta son casos a destacar. Pero son excepciones.
Una golondrina no hace verano decían nuestros abuelos, y la ciudadanía dijo fuerte y clarito: no queremos más de lo mismo, ya los tuvimos demasiados años. Por eso mi llamado es a que nos ayuden a romper esta rueda del pituto político, de la comodidad, de usar los cargos para beneficios personales.
En el Juego de Tronos, algunos reinos están dando la pelea por mantener el trono a toda costa. Aún incluso traicionando sus propias ideas y convicciones. No tengo porque estar de acuerdo con lo que pienso, dijo alguien por ahí, y lo han demostrado con creces.
Los que nos apoyaban en privado, hoy votan con la calculadora y obedeciendo las órdenes de sus partidos fuera de Maipú. Hago un llamado frenar las PYMES políticas que por tantos años han secuestrado no solo Maipú, sino tantos otros municipios en todo Chile.
En Maipú, queremos romper la rueda y comenzar una nueva etapa. Desde abajo, sin permiso y con la gente.
Leer también: #Elecciones2021: Así fue el debate entre los candidatos a alcalde de Maipú en T13 online