La filosofía práctica enfatiza las relaciones entre el pensamiento, la acción humana y sus efectos; principalmente la ética y la filosofía política se derivan de los análisis especulativos de la realidad, interpretada de forma humana, histórica por tanto política, si me encuentro equivocado , me podrá corregir nuestro estimado y respetado historiador maipucino y cronista de guanqueros.
De la política se entiende poco y se ha creído que se ejerce en demasía, se ha sobrevaluado su poder y se ha dejado a la improvisación su uso. La praxis política va mucho más allá de sólo entender el orejeo o el murmullo de pasillo.
Cuando la práctica política, se toma con cierta liviandad o realmente se confunde con tretas o juego de habilidades nos transformamos en protagonistas del ensayo y error, los individuos que confunden o creen, que practicar política, es competir en elecciones se pierden en el abismo del desconocimiento, la política tiene códigos, es de gestos, es táctica y estratégica.
Muchas veces los lenguajes de la política se desconocen de quienes son cercanos al poder, o creen estarlo. Cuando predomina la retórica intrascendente y la charlatanería, es precisamente en este último aspecto que conviene detenerse.
En política hay que aprender el manejo y la articulación, hay que interpretar y leer la acción, ello permite identificar patrones y tendencias.
Existen seres desintelingentes, que con malas prácticas, confunden al liderazgo y lo exponen a situaciones innecesarias, que hacen perder el foco estratégico del proyecto político, la inexperiencia supina, hace caer en la arrogancia del que se encuentra confundido y toma decisiones, que están fuera del ámbito de su competencia.
En la praxis política podríamos elegir en ser doctrinarios o pragmáticos, tomar una opción, somos libres de hacerlo, pero bien, no mal, para que no nos consuma el juicio crítico, sobre nuestros errores.
Para que se lleve a cabo una buena práctica política, se necesita que se esté verdaderamente comprometido con el proyecto político, porque es ese el norte que interesa y no mirar la rama sino el bosque, tener la capacidad de analizar e interpretar la filosofía política; y el compromiso y responsabilidad de intervenir en la realidad para poder transformar el mundo real políticamente.
Alfredo Joignant, Doctor en Ciencias Políticas, se refiere a los lenguajes de la política con sus códigos y hermetismos y que lo expresa muy bien en este párrafo.
Si la crítica a la política se refiere a lo que mejor la define, el espacio de la palabra, entonces bien vale la pena interesarse en las características del discurso político y en el lenguaje que éste supone.
Por Renzo Celedón Aguirre. Contador Auditor, Ingeniero Comercial y Militante del PDC