Los nuevos acontecimientos o como diría un comunicador social, los últimos “hechos” , parecieran indicar que en nuestra sociedad, existe una nueva demanda para llenar un espacio ciudadano y político, así como un analista del paradero 15, lo refleja en su análisis sobre la votación local, en la cual deja de manifiesto la baja participación (fuente: http://www.labatalla.cl/las-impactantes-cifras-de-la-baja-representatividad-en-maipu/), llama la atención en su análisis, que no se ve motivación ciudadana de los nuevos inscritos. Pueden existir mil explicaciones sobre el acervo de abstención, yo creo que la participación no es tema para los grandes desencantados. A Maipú comuna gran ciudad o ciudad feliz parece no interesarle los representantes de la polis, creo que el sesgo de clases se manifiesta y se reproduce, con la menor participación del voto voluntario.
¿Cuál es el incentivo que los partidos políticos están dispuestos a entregar a la ciudadanía, en especial a los jóvenes para manifestarse en las urnas?, ¿que se debe realizar para motivar la democracia participativa?, yo creo que se encuentra en las ideas, en una nueva visión de sociedad una sociedad justa, una sociedad feliz, esto, para muchos puede ser una quimera. Pero los seres humanos hemos imaginado siempre como sería una ciudad feliz. Una nación, un país, una sociedad donde todo el mundo viviera dichoso, a ello le llamamos UTOPÍAS a esas creaciones de la imaginación. Que muchas veces en momentos, fueron disparatadas o injustas, pero con el paso del tiempo y la evolución social se convierten en parte de ella. A esto, en su génesis, hay una «utopía inteligente» que consiste en afirmar que la realidad puede siempre mejorarse.
Los humanos hemos llegado a la Luna, hemos inventado los ordenadores, hemos curado enfermedades terribles, ¿cómo no vamos a ser capaces de hacer un mundo justo y decente?. A todos nos corresponde hacerlo. Los científicos investigando, los empresarios creando empresas, los jueces siendo imparciales, los políticos gobernando bien.
Para los que practicamos o ejercemos la militancia política, lo que nos motivó ingresar a ella fue la convicción de la ideas. Claro que estamos hablando de militancia de verdad, no aquella que se convirtió en una instancia de oportunismo y de escalamiento personal, esa no es militancia.
Ahora miro con tristeza como los nuevos pensadores y líderes emblemáticos migran de nuestra tienda y eso solo obedece a no renovarnos y al abandono de nuestra visión de sociedad, creo que debemos ser resilientes, debemos tener la capacidad de sobreponernos ante los fracasos o derrotas, cambiando el foco y reinventándonos ante los nuevos escenarios políticos y no ser parte de un clientelismo, porque eso no es modernidad, abandonando nuestra identidad social cristiana.
En gran medida el escenario político actual obliga a una reestructuración de los partidos, el funcionamiento de una democracia participativa no solo depende de la puesta en práctica de cambios institucionales. Exige especialmente modificaciones profundas de la práctica política. Ella pasa, en primer lugar, porque se produzcan cambios profundos de los actores colectivos de la democracia.
Los partidos políticos son las asociaciones que en los sistemas democráticos canalizan la actividad política. En ella no es posible prescindir de ellos, pues estos son las asociaciones que permiten el trabajo político colectivo y que ahuyentan el caudillismo político o por lo menos lo canalizan.
En una democracia participativa son necesarios los partidos ideológicos, programáticos que giran más en torno a proyectos que en torno a un líder o a una constelación de ellos.
Yo creo que en nuestro escenario político actual, se necesita el fortalecimiento de los partidos de militantes. Ese militante ciudadano activo que realiza opciones políticas y que decide ejercerlas en una instancia colectiva.
Otro aspecto es revitalizar la base social, con militantes activos que evangelicen las ideas, que sea el vaso comunicante, yo creo en la democracia participativa pero se tiene que motivar con agentes políticos, más cercanos a la comunidad y no instrumentalizados por senadores o diputados, que ahora se frotan las manos queriendo el ultimo pedazo de la torta que les falta: el Municipio de Maipú.
En prospectiva visualizo un reordenamiento de bloques, un conglomerado de izquierda, donde nosotros con ideas moderadas, no tenemos nada que hacer ahí y un nuevo centro progresista, que la gran masa de votantes está esperando, yo creo que será el fin de las alianzas tradicionales y será el comienzo, de la nueva forma de hacer política donde las ideas no serán patrimonio de nadie, solo emergen de la sociedad demandante y los partidos que mejor recojan y materialicen en proyectos dichas ideas tendrán el reconocimiento popular. En ellos esta motivar la participación y las alianzas estratégicas que se converjan.
Para terminar este artículo, la nueva forma de hacer política estará primero en como transmitir iniciativas de participación de los actores políticos, con ideas que faciliten al ciudadano a votar como el transporte gratis en el momento eleccionario, por ejemplo, o un beneficio que proporciones mayor puntaje para un subsidio, una rebaja en el permiso de circulación, en fin una rebaja tributaria o de frentón convencer a través de plebiscitos hacer el voto obligatorio.
Se necesita sinergia de las ideas, donde se proteja los intereses de la gente, donde le toca el bolsillo, donde la proteja del abuso mercantil, de la usura bancaria, de la previsión social miserable, de un sistema de salud, que le molestan los enfermos etc.
Estas acciones pueden ser utopías inteligentes, pero son un comienzo. Amigos hay que vivir de los proyectos y no de las expectativas.