«Actualmente, es posible señalar que, de acuerdo a la connotación que se le dé, puede o no ser negativa más allá de eso, su vigencia se mantiene en nuestro lenguaje», introduce Isaí Espinoza González, aspirante a Oficial, en un artículo que analiza el origen de la palabra «paco» publicado en el noveno ejemplar de la revista Museo Histórico Carabineros de Chile.
«Por qué pacos», disponible en el sitio web de la institución desde el 27 de abril de 2022, hace un repaso de las distintas versiones que han permanecido en el tiempo, unas más documentadas que otras, en donde se intenta explicar desde cuándo, por qué y para qué se utiliza esta palabra para referirse a los funcionarios de la institución.
Bajo el subtítulo «El paco según Carabineros de Chile: Versiones sobre el origen del concepto«, se inicia con tres versiones contenidas en un artículo -también institucional- que data de 1962, siendo la primera una de las menos comprobables: una supuesta jefatura, en los inicios de la formación policial, que llevaba por nombre Francisco, cuyo sobrenombre habría sido «paco», y tenía bajo su mando otros dos de un total de siete serenos que también se llamaban así. «Paco jefe de dos pacos», pero no hay fuentes fidedignas al respecto.
Después pasa a otra de las referencias más populares: el vestuario. Se dice que antiguamente los policías usaban dentro de sus ropajes unos tejidos primitivos de alpaca, desde donde se habría economizado el lenguaje a «paco». Aunque Espinoza le da crédito a esta versión, también es una de las que carece de «sustento teórico comprobable».
Así, pasa a una tercera alusión con datos aparentemente más precisos y verificables: «A fines del siglo XIX, 180 guardianes custodiaban un extenso sector de Santiago, en la ribera norte del río Mapocho, bajo jurisdicción de la 9ª Comisaría. El jefe de esta unidad, Buenaventura Ramírez Bravo, recibía constantemente quejas sobre los hurtos que afectaban a vendedores y abastecedores de frutas y verduras que venían desde Conchalí, perpetrados fundamentalmente por niños y jóvenes que huían rápidamente con su botín. Para combatir este ilícito, el Comisario Ramírez recurrió a un último recurso: ‘un guardián recién contratado, campeón en distancias cortas, a quien dotó de una larga huasca de cuero, con la cual la zurra era segura. Como quiera que Francisco Torrejón, que así se llamaba el policía, era más conocido como ‘Paco’”, los jóvenes que arrancaban entonces señalaban: “¡El Paco, guachi con el Paco!”».
Hasta el momento, ninguna de esta explicaciones da cuenta de una connotación negativa en su origen. La única data de 1875, en un escrito ni más ni menos que de Benjamín Vicuña Mackenna en el cual reconoce no solo el uso peyorativo de la palabra «paco», sino también que la policía no generaba simpatía entre la población. Vicuña señala que el origen provenía del quechua que significa «siervo» o «esclavo», pero Espinoza asegura que la etimología es errónea.
«Errónea porque no existe en quichua una palabra que, significando siervo o esclavo, hubiera podido dar oríjen a nuestro paco; i errónea tambien porque es difícil percibir la relacion que exista entre la condición de los siervos i la de los encargados de mantener el órden en las calles i plazas», aclara.
De ahí pasa a otras versiones que toman un poco más de fuerza, de las que popularmente destacan dos: «paco» como diminutivo del nombre Pascual (el cual era muy usado en Chile durante la primera mitad del siglo XIX y a más de un polícía con ese nombre se le atribuye, como sucedía con el nombre Francisco) y la «curiosa o buscada coincidencia» de la abreviatura que nace en 1967 para Personal a Contrata de Orden y Seguridad (P.A.C.O.S.).
A modo de conclusión, el funcionario que escribe la publicación alude a la necesidad de documentar de forma fidedigna una versión «que no parezca rebuscada como las anteriores», junto con reiterar que es una palabra muy usada, sea o no en forma peyorativa, además de valorar el dinamismo propio del lenguaje a través del tiempo que explica los esfuerzos anteriores por darle una definición a «paco». La frase final con la que termina el texto dice: «Luego de este análisis solo resta concluir que esta expresión encierra una connotación positiva que es parte de nuestra historia».
Desde La Voz de Maipú empatizamos con la colega Paulina de Allende-Salazar y lamentamos la decisión de Megamedia. Creemos que, más allá del contexto en el que se cometió el error, la intención de la periodista no fue insultar y hubo, sin duda, una sobre reacción mediática, aún más considerando que la misma institución de Carabineros de Chile ha dedicado tiempo y espacio, tal como se expuso anteriormente, a analizar y reconocer el uso de la palabra «paco».