José Luis Sánchez (59) es un maipucino de toda la vida, que trabaja como recepcionista y aunque quizás no lo conozcas a él, es probable que te hayas encontrado con alguno de sus trabajos, pues se dedica a hacer esculturas de diferentes personajes y las regala a la comunidad.
A pesar de que cuando era más joven, José hizo trabajos en greda, no es que su vida haya estado marcada especialmente por las manualidades. Según cuenta, se dedicó gran parte de su vida a trabajar como guardia. Más tarde, cuando se desempeñaba como jefe de operaciones en una empresa, el estrés le provocó problemas de salud, es por esto que decidió volver a ser guardia.
Fue durante este proceso, que se encontró con unas obras de construcción en Maipú, de las que decidió recoger y juntar pedazos de los retazos o basura para hacer barcos a escala. Todo esto en el año 2010, aproximadamente.
Pero la decisión de hacer los personajes en tamaño grande vino después, ya que un día su hijo quería ir a una exposición de Star Wars que se hacía en Las Condes, pero a José no le alcanzaba el dinero para ir.
«A raíz de eso dije: Yo voy a hacer cosas, pero para que todos las puedan ver, no tienen porqué estar pagando, porque al final los niños se frustran y los papás también. Por eso decidí hacer estos monos grandes y ponerlos en la calle», declara José.
Y así fue. Se puso manos a la obra y ha creado variadas piezas, como figuras tamaño real de Charizard, Sudowoodo, Gengar, Minions, Bastion, etc. La mayoría de ellas las regala, aunque siempre con una condición.
«Los regalos siempre y cuando vayan a ser expuestos y vistos por los niños sin estar cobrándoles», afirmó el maipucino, agregando que se los regala a quien las quiera, siempre y cuando cumplan con el requisito y demuestren interés.
Pero no todo es color de rosa, cuenta. Muchas veces ha tenido malas experiencias al dejar su trabajo en la calle, donde los mueven, los han chocado autos, los destrozan, quitándole los brazos, cabezas e incluso los han apuñalado.
Como se señaló, José regala la mayoría de sus obras, pero también vende algunas, principalmente para costear las pinturas y el pegamento, ya que los otros materiales son reutilizados. Además, comenta que la motivación más grande para venderlos, es que no tiene espacio en su casa para guardarlos.
El artista también comentó que este trabajo ha servido como terapia. «Me distraigo montones, me entusiasmo y me tranquiliza mucho esto. He cambiado mucho desde antes de hacer estos trabajos hasta ahora, además que a la gente le gusta», confesó.
Uno de los pensamientos detrás de etas obras, es que José Sánchez cree que a los niños hay que ofrecerle las cosas en tamaño real, porque ya están acostumbrados a ver a sus juguetes de 10 o 15 centímetros.
De hecho, contó que una vez le pidieron hacer un moai a escala, pero que él decidió hacerlo de 18 metros porque «si un niño ve al moai de 18 metros, se va a dar cuenta de cuánto les debe haber costado a estos tipos hacerlo en piedra», insistió.
También comentó su plan de hacer un tiburón blanco de casi siete metros, para exponerlo en una altura a la que un niño ciego, por ejemplo, pueda tocarlo para saber cómo es, enfatizando en lo importante que es que los niños puedan tocar para conocer. «Un día un niño ciego estaba tocando a un Gengar en la calle para saber cómo era», agregó.
José se demora en promedio unos dos o tres meses en hacer cada uno de estos «monos» y ha llegado a venderlos hasta en $200 mil pesos, pero también insiste en que se los vende a gente que los vaya a exponer de manera gratuita, en sus tiendas, por ejemplo.
El maipucino recordó algunas anécdotas que recuerda con cariño, como cuando un niño pequeño se acercó corriendo a patear al Gundam gigante porque «era un malo», o las veces que gente anciana se ha sacado fotos con las figuras, finalizó contando el día que unas turistas noruegas agruparon a todos los Pokémon para hacerse una foto.
Para finalizar, José Sánchez habló de su sueño: Que se disponga un espacio enorme para poder llenarlo de sus «monos» y árboles de plástico reutilizado, en el que se puedan hacer todos los eventos a beneficio que la gente organiza para costear tratamientos médicos y situaciones trágicas.
Así, también podría tener un espacio amplio para trabajar sus proyectos más ambiciosos, como recrear el Halcón Milenario a tamaño escala 1:1.
Si usted se pregunta cómo es este hombre, no lo podrá descubrir, al menos, aquí, ya que insistió en que le parecía más importante que conozcan su trabajo que fotos suyas.