El día lunes, el ingeniero Renzo Celedón acudió luego de su jornada laboral al Partido Demócrata Cristiano, ahí se interiorizó respecto a la situación de sus camaradas, exonerados por el Alcalde Christian Vittori.
Celedón a esa hora también sabía que su esposa, quien por casi diez años trabajaba en el Municipio, estaba siendo despedida. Para él, el mensaje fue claro: “ella iba todos los días a su trabajo, cumplía un horario y según lo que me dijeron, ni siquiera su jefa sabía que iba a ser despedida. A ella le quitaron su trabajo solamente porque yo voy de candidato a la presidencia de la DC en Maipú”.
Al principio Celedón sintió rabia. La cual se multiplicó cuando su esposa le llamó para decirle lo que él ya sabía. “Ella estaba triste y no entendía el causal. Acá el que hace política soy yo, no ella. Pero quisieron castigarla de una forma cobarde y realmente deleznable”, dice.
Al final del día, todo se reduce a política. A Celedón le cuesta encontrar las razones que llevaron a Vittori a hacer lo que hizo. “Yo a Christian lo conozco desde que partió en política en el Gobierno de Herman Silva, no antes, y la verdad me cuesta entender lo que está haciendo. En la política, como en la vida, hay códigos que se respetan. Yo celebro que hayan diferencias políticas, pero meterse con la familia es algo que jamás me esperé”.
A juicio de Celedón “Vittori cometió una torpeza. Es un torpe. Lo que él hizo es propio de un mañoso, con su complejo de inferioridad, que queda claramente manifestado. Para mi esto no lo hizo solo, lo hizo con Rodrigo Velásquez, el mercenario del Municipio”, acusa.
Sin embargo Celedón sigue más convencido que nunca, que su candidatura es necesaria. “Muchos de nosotros nos enfrentamos a una dictadura militar en la calle, arriesgando nuestras vidas. En este caso lo que hay es una dictadura en democracia, y si no nos asustó lo primero, mucho menos nos asustará lo segundo”, explica.
Lo más grave acá a juicio de Celedón “no es que hayan despedido a mi mujer. Por suerte yo tengo un buen trabajo y la situación más que económica, duele en lo emocional. Sin embargo lo que me duele, es que se despidió a personas que son jefes o jefas de hogar, y ellos sí la pasarán muy mal. ¿Cuál es su pecado? El único fue pensar diferente, y eso no es sano, democrático ni justo”, disparó el ingeniero.