Sergio Flores, candidato a senador por Santiago Poniente: “Nuestra única certeza es la incertidumbre de nuestro pueblo”

Por Jorge Núñez Alvarado

Suele decirse que David venció a Goliat con una honda, una pedrada y una fuerte voluntad. Son las fantasías de lo que se suele creer, de lo que se admite como verdad. Por estos días Chile hará uso del ejercicio democrático de concurrir hasta una urna a depositar sus esperanzas, pesadillas y certezas de que nada cambiará mediante un voto. Se suele decir que así es la democracia representativa.

Sin embargo, la sensación de incertidumbre respecto de este tipo de certezas ya parece haberse hilvanado con el hilo negro. No obstante, siempre hay quienes aplaudirán al Rey que va desnudo: Alberto Undurraga, un príncipe de ojos edulcorados, que mira hacia lo dulce; Guido Girardi, bachicha de la ya vieja versión criolla de Alí Babá y los 40 PPD; Pablo Zalaquett y Andrés Allamand, oriundos de una realidad bucólica y babélica situada allende Plaza Italia, turistas entre pobres.

Son las normas de la democracia el hacernos creer que creemos, pues, después de todo, se trata de un sistema que desactiva la radicalidad de los conflictos para dejar a sus ciudadanos regidos por nuevos sueños, nuevas alegrías que no vienen. De seguro, entraremos en razón cuando en largas caravanas se lleven por piezas lo que quede de pueblo chileno.

La realidad de la experiencia

Sergio Flores está hecho de un material raro. No se deja llevar por la inteligencia y es casi un provinciano temeroso de llevar ropa demasiado elegante, estudia Derecho avanzado para leer los mensajes cifrados de aquella madriguera embrionaria de reaccionarios perfeccionados parapetados en el Congreso. Aspira llegar al Senado no para destripar fantasmas ni para decir que todo está bien, que todo es maravilloso, incluida la muerte. Al star system, Sergio Flores se propone Otro y Lo Otro, pues, señala, “cuando a unos les duele la cabeza, a otros les duele la guata.”

Las aventuras de la subjetividad señalan que usted no ganará. No obstante, su campaña se ha presentado como inesperada y fundamental. Ante la gestión regulada de las desigualdades, promovidas por la derecha perfeccionada, transmutada en socialismo antimarxista, ateísmo cristiano, su colectividad  Partido Igualdad, ¿propone precariedad estructural?

-No me voy a hacer el de las chacras ni voy a aplastar a nadie con nuestra verdad redactada en el programa que encabeza Roxana Miranda.  El sueño socialdemócrata de un sistema híbrido (una reconciliación del capitalismo con el bienestar social) tiene que ser descartado por su carácter ilusorio, es incapaz de tocar con sus reformas el metabolismo interno del sistema del capital.

Ante el mantra neoliberal del bacheletismo hemos hecho una inscripción, acusado una presencia que asedia. El pueblo soberano puede convertirse en el objeto y el sujeto del poder. Esta opción no es negociable para mí, para Roxana, para Igualdad. Antes bien, no aspiramos robarle a los ladrones o a falsificar la realidad a través de lo que pregunta. ¡Claro que no proponemos que seamos todos pobres!

¿Usted cree en la invención de esta tradición que dice que somos democráticos y deliberativos cada cuatro años?

-En Europa se ha preguntado y discutido cómo deber ser una nueva sociedad democrática. Hay que tomar en cuenta que ellos ya superaron el dogma de que la política gira en torno al Estado [nacional], pues hace rato que están construyendo  el Estado Europeo, que es multinacional. En ese sentido han dado pasos de gigante. Incluso, para ellos el Estado Europeo es una cuestión más importante que la monserga de la globalización. Aquí en Chile nos matamos por ser globalizados. Los europeos están preocupados por el problema de cómo deber ser la Constitución Política de una sociedad que ya es y debe seguir siendo continental.

Luego, entre tradición y traición hay una diferencia muy menor. Vivimos como nómades del presente en que nos encontramos en una situación en que nuestra fuerza está por debajo de nuestra voluntad.

¿Su proposición de “igualdad” en qué no se parece a la igualad propuesta por el ex Ricardo Lagos?

-El oportunismo ha sido uno de los mayores soportes ideológicos de aquellos huérfanos de ilusiones, antaño traficantes de esperanzas, ora descreídos humanistas de vocación ermitaña. Nosotros, con el Partido Igualdad, hemos creado un instrumento político que representa a los nadie. “Sueñan las pulgas con comprarse un perro/ y sueñan los nadie con salir de pobres/ Los nadie: los hijos de nadie, los dueños de nada./ Que no hablan idiomas, sino dialectos./ Que no profesan religiones, sino supersticiones./Que no son seres humanos, sino recursos humanos./ Los nadie, que cuestan menos que la bala que los mata.”, escribió el poeta uruguayo Eduardo Galeano.

Nuestra inspiración es que no seamos los pobres todos iguales de pobres, que los ricos sean iguales de ricos, los militares iguales al ejército israelí –el segundo más armado en el mundo–, ni nuestro país sea igual a Vietnam cuando los ciudadanos de a pie ejercen el legítimo derecho a protestar. Por ningún motivo. Luego, lo que voy a decir no es una opinión de circunstancia: adherimos a colocar las cosas en su lugar, así de simple.

Como estudiante avanzado de Derecho en la Universidad Arcis, ¿coincide en que la obscenidad del Senado se ha convencionalizado?

-El Senado lo componen personas vencidas por una Constitución mal parida, vencidos por la edad, por el fracaso, por la corrupción. En qué medida un poderoso es capaz de neutralizar la productividad intelectual de un pueblo de manera que no quede ningún pensamiento libre y ninguna objeción, claro, es ciertamente mediante lo que subyace en su pregunta.  

 

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Nicolás Aravena

Fundé La Voz a los 21 años. Dicen que escribo bien, me apasiona la política, fotografía y entender el mundo que habitamos. Dejé de fumar hace poco, hago chistes malos y bailo pésimo

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