Fernando Arrepol nos entregó este conmovedor relato, que es también un llamado a la reflexión. ¿Somos individualistas? ¿Hasta qué punto nos preocupamos del otro?
Lo vi cuando estaba vivo. Le presté ayuda con unas personas del sector de Avenida Chile en la comuna de Maipú. Le traté de dar calor con mis manos ,para que sintiera que lo estaban ayudando. Llamé al 131 ambulancia,la mujer que atendió la llamada no dejó registro del hecho. Lo supe por que al llamar por segunda vez me dijeron que no existía esa llamada…en fin.
Pasé después de una hora y media. Llegué junto con la ambulancia. Ya había muerto.
Los vecinos dijeron que estuvo desde anoche en el suelo. Nadie le prestó ayuda, todos se fueron a dormir «calentitos» a sus camas. En la mañana todos estaban lamentando.
Esta vida apura, donde se adora el consumo y el materialismo, tiene a esta sociedad enferma. Pero no pierdo la esperanza que empecemos a despertar.